Realmente no hay tanta diferencia entre una persona espectacularmente próspera y un fracaso total. La diferencia es pequeña pero esta allí y es crucial. La diferencia es la autoestima. Las personas que tienen éxito son las personas que creen en sí y se valoran. Las personas prósperas valoran su propio tiempo y no lo malgastan. Valoran su salud y no llenan sus cuerpos con veneno.

Una autoestima bien desarrollada permite a las personas prosperas, evitar los conflictos “derrochadores” con otros. Las personas prósperas respetan y valoran a las otras personas, y ese rasgo les hace atraer el éxito como un imán.

Las personas que creen en sí, asumen la responsabilidad de si mismos. Los perdedores le echan la culpa de sus disturbios a otra persona, y haciendo por eso dan el control de sus vidas a otros. Las personas que se niegan a asumir responsabilidad por sus propias vidas están siempre frustradas y deprimidas. Son víctimas profesionales.

El éxito no tarda en llegar. A decir verdad, usted puede ir del fracaso al éxito en un instante. Es solo cuestión de ajustar su actitud. Tener buena voluntad, creer en usted mismo y asumir la responsabilidad por su propia vida. Tan pronto como lo haga, llegara el éxito.

Nada lo hará exitoso si el éxito no está dentro de usted.